El papel de la infraestructura de transporte y la logística en las cadenas globales de valor
* Juan S. Blyde
Basso es un fabricante de válvulas de motores situado en Rafaela, Argentina. La empresa forma parte de cadenas globales de valor en compañías como Toyota, Ford y Ferrari. Para cumplir con sus compromisos de entrega puntuales, Basso coordina hasta el más mínimo detalle el almacenamiento, el transporte y el inventario de los productos y constantemente debe anticipar cualquier eventualidad fuera de su alcance, como bloqueos de carreteras o huelgas en los puertos.
El ejemplo de Basso es ilustrativo de los problemas que afrontan muchas empresas en América Latina que desean incorporarse a cadenas globales de valor pero que carecen de una infraestructura de logística adecuada en sus países para apoyarlos. Esto les dificulta ser competitivos, cuando la norma es despachar los insumos con la precisión de un reloj suizo.
Sumado a una infraestructura subóptima, los riesgos de interrupciones y retrasos tienden a aumentar con la distancia. Esto impone un reto adicional para Basso dado que sus clientes suelen estar a más de 8.000 km de distancia. Por esta razón Basso debe orquestar un sistema logístico sofisticado de manera tal que sus clientes sientan que estas distancias no son relevantes. Pero no todas las empresas en América Latina tienen la capacidad de atender por sí solas estos retos de logística. Es por ello que mejorar la infraestructura logística de la región puede generar beneficios considerables.
Un libro reciente del BID sobre cadenas globales de valor titulado Fábricas Sincronizadas estima que si América Latina mejora la calidad de sus puertos, aeropuertos e infraestructuras de telecomunicaciones hasta el nivel promedio observado en Europa, la inversión extranjera directa asociada a cadenas de valor podría aumentar, en promedio, un veinte por ciento. El cuadro de abajo muestra cómo los países de la región podrían aumentar su participación en las cadenas internacionales de producción si se mejorara la infraestructura logística al nivel de Europa.
Cambios en las políticas y mejoras de los procesos también son importantes. Para Basso, la apertura de una oficina de aduana en la ciudad de Rafaela fue muy positiva para su competitividad. El hecho de que cuando las válvulas salen de Rafaela, éstas ya están verificadas y aprobadas por la oficina de aduanas permite un despacho mucho más rápido.
Desde los 80, los países de América Latina y el Caribe han implementado profundas reformas macroeconómicas que incluyen una apertura comercial sin precedentes. Para seguir con este proceso de internacionalización, la región debe concentrarse en una serie de medidas menos llamativas, pero igual de importantes, que le permita ser socio clave en las cadenas globales de valor. Empezando con la logística.
* Juan S. Blyde es Economista Líder del Sector de Integración y Comercio del Banco Interamericano de Desarrollo.
Descarga aquí ‘Fábricas sincronizadas: América Latina y el Caribe en la era de las Cadenas Globales de Valor‘.
Publicado originalmente en blogs.iadb.org