El control antidrogas en el Puerto Marítimo de Guayaquil es permanente. Agentes y canes amaestrados revisan los contenedores con carga, que se ubican en los patios antes de que sean embarcados en los buques. Equipos de Inteligencia advierten que en esta zona de la terminal, operada por Contecon, cada semana se descubre al menos un caso de droga.
El destino principal es Europa, donde el kilo del cargamento cuesta USD 50 000.
La presencia de redes del narcotráfico también se ha detectado en Terminal Portuario de Guayaquil (TPG), operado por un grupo chileno, y en Puerto Bolívar, en El Oro, delegado a la empresa Yilport.
Según las investigaciones, las mafias captan a personas encargadas de vulnerar la seguridad de la Policía y Aduana e introducen los paquetes. El jefe nacional de la Unidad de Información de Puertos y Aeropuertos (UIPA), Cristhian Proaño, dice que esta forma de operar se repite en otros puertos y que las redes delictivas también interceptan los contenedores antes de que lleguen a los puertos y esconden los bloques de droga.
Los productos más vulnerables para ser contaminados con cocaína son banano, mango, piña, camarón y pescado, porque son los que más salen desde los puertos de Ecuador.
Los servicios de Inteligencia además han detectado a grupos que usan talleres mecánicos clandestinos para crear en el interior de los contenedores compartimentos secretos. Pero los narcóticos también son escondidos en los sistemas de refrigeración de los contenedores ‘reefer’, que están instalados entre el piso y el techo.
Proaño asegura que para realizar toda la operación, los sospechosos filtran información relacionada con las fechas de envío, tipo de fruta o enlatado, ruta marítima, tiempo de viaje y puerto de destino.
El 30 de octubre del año pasado, los investigadores detectaron una bodega clandestina en el cantón Durán (Guayas). En ese sitio se halló un contenedor que tenía oculta droga entre sacos, con hojas secas de maíz, que iban a Europa.
Cuando ingresan narcóticos en los contenedores, los narcotraficantes saben exactamente qué contenedor interceptar. Las infiltraciones se producen en la noche o en la madrugada. Detrás de estas operaciones ilícitas están mafias colombianas y mexicanas, según Inteligencia policial. Sin embargo, los escáneres con los que cuenta la Policía y los canes permiten detectar la droga oculta dentro de la mercadería exportable.
El 24 de diciembre pasado se hallaron 756 kg de cocaína entre cajas de banano que iban a Holanda. Ampliar Droga se detectó en la pared de un contenedor y en una carga de maíz, en Pto. Bolívar.
Los controles a los cargamentos se realizan de forma aleatoria, con base en un perfil de riesgo. La selección de qué contenedor se va a examinar depende del producto, del peso, del país de origen y de la regularidad con la que la empresa exporta al exterior. Los agentes admiten que solo el 10% de la carga de exportación es revisada en los puertos Guayaquil.
En el 2018 se enviaron más de 700 000 contenedores por las terminales públicas y privadas del Puerto Principal. Los días de mayor afluencia o reporte de casos son de jueves a domingo. En el 2018 se registraron 46 casos en tres puertos, ocho más que el 2017. Aunque se embargaron 12,3 t de droga, 2 t menos que en el 2018 (ver gráfico).
Los puertos de Guayaquil representan el mayor decomiso, ya que por ahí se exporta el 80% de los productos. Por eso la Policía tiene en la ciudad 23 canes adiestrados, un escáner fijo y uno móvil. Pero esos controles no son suficientes.
Algunas organizaciones esperan que los barcos salgan del puerto y aguardan en el área de cuarentena, una zona marítima en el golfo de Guayaquil, donde esperan antes de salir a alta mar. Ahí, las mafias envían personas que van en lanchas rápidas y suben a las embarcaciones para colocar droga en los contenedores o en alguna parte del barco. Un caso así fue detectado por la Policía en abril de 2018. Dos personas que iban en una lancha con sacos de yute fueron detenidas. Los implicados llevaban droga y sogas para subir la carga ilícita a un buque.
Los grupos más poderosos usan buzos y equipos de soldadura bajo el agua, para colocar cápsulas metálicas con droga en el casco del buque. Las infiltraciones no solo se dan en los puertos. Javier Moreira, gerente general de la naviera CMA-CGM, admite que los narcos estudian las medidas de seguridad de las empresas. Por ejemplo, cuando la naviera utilizó unos candados en forma de botella para sellar los contenedores, las redes delictivas los falsificaron hasta con la numeración. De esa manera abrían el contenedor, introducían droga y lo sellaban nuevamente. Ahora, estos candados vienen en fundas herméticas para que no se puedan ver el color ni el código. El exportador está a cargo de sellar la mercadería.
Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO